Aunque no lo parezca, las marcas -al igual que las personas- tienen lo que expertos en marketing llaman “voz”. ¿Qué se entiende por eso? Es parte importante en la construcción de la imagen, porque es la forma en que se presenta y a través de la cual se transmiten elementos clave como sus valores, sus principios, su cultura; en otras palabras, buena parte de las señas de su identidad.

Para ser más claros, la voz de marca es la que proyecta ante el público la personalidad del producto o servicio que tenemos y ella determina que la gente la perciba como seria, alegre, valiente, atrevida, audaz, mágica o propositiva, entre otras.

¿De qué depende que transmitamos lo que deseamos? De la estrategia que hayamos desarrollado, que siempre debe basarse en función de unas metas claras.

¿En quién debemos pensar al momento de construirla? En la gente, en el público objetivo al que nos queremos dirigir. Debe apuntarse a uno de estos dos aspectos:

  • La captación de nuevos seguidores
  • Fidelizar y consentir a los clientes que ya tenemos.

¿Cuál es el elemento fundamental de la voz de marca? El mundo digital, más que en el fuera de línea, el contenido es el gran rey. Debemos hallar qué quiere el público, qué expectativas tienen de la marca y pensar en cómo elaborar textos, imágenes, vídeos, que satisfaga esto a la vez que genere conversación e interacción.

¿Qué debemos transmitir? La misión y la visión de la marca y de la empresa, sus principios y su cultura.

¿Cómo se traduce esto? ¿Qué hacer y qué no hacer?

  • Al momento de hablar hay que ver cómo se encajan y se proyectan la razón de ser de la marca y de la empresa.
  • La voz de marca en el mundo digital debe ser igual a la real; no puede haber cambios que desconcierten al público. A la vez, debe ser la misma en todas y cada una de las redes y herramientas digitales en las que están.
  • Por ello, hay que tener guías de trabajo sobre cómo se escribe, el punto de vista (primera persona o tercera, singular o plural), los colores del logotipo, tipo de letra, tamaño de las imágenes en función de la red, colores corporativos.
  • Definir qué queremos ser y ser consistentes con esa idea; así se eliminan los vaivenes que terminan afectando la imagen.
  • Conocer bien a los clientes para, a partir de ellos, construir lo que quieren.
  • Analizar bien la competencia para presentar una personalidad distinta, atrayente, que sea interesante para el público.
  • Expresar siempre lo que es la marca, su personalidad y no la de la persona de turno que la gestiona.
  • Compartir contenido interesante, de calidad y útil para el público.
  • Tener una comunicación directa con el cliente y que ella se mantenga en todos y cada una de las oportunidades de comunicación que haya.

El reto no es sencillo, pero se puede lograr con una buena estrategia que todos compartan y alrededor de la cual todos los que tienen que ver con el proceso estén comprometidos.